Hay
profesores especiales y, además, Amaya R., una de nuestras profesoras de Biología.
Esperábamos su pronto regreso y la verdad es que se ha hecho de rogar. Ha vuelto discretamente
sin hacer ruido, y, sin embargo, su presencia se ha hecho notar enseguida por su
trabajo y por sus ideas, siempre, tan originales. Como muestra sólo tenéis que observar su aula materia.
Con cierta ironía le ha puesto el sobrenombre de aula libre de contaminación acústica. Poner pelotas
de tenis a las patas de sillas y mesas es una idea sencilla pero efectiva. Os
lo aseguro.
Así
que si tu pelota ya no bota, pásanosla. Le daremos una nueva vida, otro uso. Entre
todos, intentaremos conseguir un centro lleno de vida pero con menos ruido.
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